El directo de Los Deltonos

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Nos habían dicho (a los que todavía no hemos escuchado a fondo
Guitar Town‘ (Guitar Town – 2005), el último
disco de Los Deltonos) que la cosa iba en plan tranquila: toquecitos
de country, rock sureño reposado, un poquito de power pop… nos habían
querido vender la moto y casi nos lo habíamos creído, íbamos
preparados para una velada en plan relax, casi chill out y salimos pegando botes
como cosacos.

¿Qué pasó, pues? Pues pasó algo muy sencillo: Los
Deltonos
en directo siempre son Los Deltonos, no importa
si estamos en 1989 o en 2005. ¿Qué es lo que ha cambiado entonces?
Pues han cambiado bastantes cosas; para empezar ya no son aquel trío
que se abrazaba a las raíces del blues más rancio y desnudo, tocando
en garitos de dudoso pelaje bajo el nombre de Albert and The Blue Kinas,
o versioneando temas de ZZ Top. La evolución como grupo
y como concepto musical que se había reflejado en el disco anterior (‘Sólido’
(Dro-EastWest – 2003)) ha tenido su continuidad en ‘Guitar
Town
‘ (Guitar Town – 2005) con una conclusión que
no admite réplica: Los Deltonos hoy son mucho más
grupo que hace quince años.

En otro tiempo la figura de Hendrik Roever era tan enorme
que eclipsaba por completo a sus dos escuderos (Mon Castellanos y
Chewis Herreros
); él solo se bastaba para incendiar un escenario
con su guitarra y su figura de bluesman intemporal. Hoy todo es distinto; no
es que Hendrik haya perdido un ápice de su carisma ni
de su talento; al contrario: lo ha potenciado hasta límites estratosféricos,
pero ahora tiene una verdadera banda a su lado: un batería que domina
todos los palos, un bajista solvente, que hasta canta sin micrófono y
un segundo guitarrista aplicado y eficaz en las voces.

De ahí que el concierto del viernes en Madrid se convirtiese en una
epopeya sonora al alcance de muy pocos grupos en este país. Enseguida
nos dimos cuenta de que ‘Guitar Town‘ (Guitar Town
– 2005) era solo una excusa para revisar el repertorio deltónico casi
desde sus orígenes hasta la actualidad. Y hacer eso sin que la cosa chirríe
tiene un enorme mérito. Tocar “Horizonte eléctrico
y a renglón seguido “Nadie me conoce”, o “Gasolina
y segundos después “Siempre me estás llorando
sin que apenas se notase la diferencia estilística y generacional entre
ellas parece casi cosa de brujas.

Fue un concierto marcado por la variedad de registros, que oscilaron del rock
cálido de ‘Guitar Town‘ (Guitar Town – 2005)
y (‘Sólido’ (Dro-EastWest – 2003), al rythm &
blues de ‘Bien Mejor’ (Dro – 1996, Reed Jubel-Dro
– 2002), y el funk de los temas del ‘Ríen mejor‘ (Brusco-Virgin
– 1996) , interpretados con pasmosa facilidad por los miembros más jóvenes
de la banda que seguro que han estado horas empollando las notas de los temas
más añejos de la banda. Por si esto fuera poco, en un alarde de
generosidad desconocido por estos pagos, Hendrik se permitió
repetir hasta en dos ocasiones: “Y si queréis mas solo teneis
que pedirlo
”. Y claro, la gente lo pidió y se acercó
a ver de cerca sus botas de cocodrilo al borde del escenario, y para entonces
sonó “A comer a casa” y el revuelo fue ya incontenible,
rematado con alguna otra versión en inglés de cuyo nombre siento
no acordarme, pero juro que fue buena.

¿Qué si todo fue redondo? Pues casi; en lo musical, desde luego.
Quizá lo que alg