Figa Rock 2004

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En un pueblecito llamado «La Figuerosa» de decenas de habitantes, en la provincia de Lleida, hace tres años que se organiza un festival de rock, el «Figarock».

El festival nace como revulsivo a los festivales actuales,
eventos destinados totalmente ya a acumular cantidades ingentes de pasta en nombre de,
muchas veces, una actitud supuestamente «alternativa», «independiente», «transgresora», etc. (Benicássim 150 euros, ¿es eso alternativo?).

El Figarock bebe de los míticos festivales de los 70 en Catalunya,
cuando la industria todavía no había devorado el potencialmente jugoso mercado musical y la promesa jipi se mostraba como una esperanzadora realidad para muchos,
cuando por mar entraban aires de revolución, cuando la ciudad condal se chutaba música progresiva, folck, rock, blues y psicodelia en vena.
Hablo del «Festival Internacional de Música Progressiva de Granollers», en Mayo de 1971 o
el «Canet Rock» (que se inició en 1975 y ofreció tres ediciones) como máximo exponente, festival este último que quería evocar, a su vez, a los grandes, como el «Woodstock», o el «Festival de la isla de Wight».

Pero lejos de estancarse en el pasado, el Figarock pretende ayudar a que se de, de una puta vez,
el relevo generacional, cultural, social y de actitud, el relevo de aquellas semillas que se plantaron de forma expontánea, que muchos han disfrutado pisoteando, y que por fín, parece que ya estamos empezando a hacer realidad.

Siguiendo con ese planteamiento, el Figarock es gratuito, los precios de las bebidas son populares, y los artistas cobran un modesto caché en favor del festival.

El Figarock lleva tres años de déficit, pero se la trae floja a sus jóvenes organizadores.
Por ello el cartel reúne a viejas glorias que nunca han dejado de estar activas (por lo que no se puede hablar de re-vival), así como artistas que sí renacen, combinándose estos con los «nuevos» valores musicales, aunque algunos de ellos ya llevan añitos en esto, y están también hasta los mismísimos del asqueroso rumbo que está tomando la inexistente relación entre música-sociedad-cultura-actitud.

Tómese como ejemplo de esa búsqueda de «no-comercialidad» el nombre del festival:
FIGA-ROCK, en principio «Figa» porque sale del pueblecito llamado «Figa»-rosa. Pero figa, en catalán, es «higo», y es una de las palabras más utilizadas en nuestra lengua para referirnos al «coño», así que esto es como decir «Coñorock».

Os adjunto el cartel del primer año, y os hacéis una idea. Un hermoso coño peludo regado de flores silvestres.

Y ahí va mi crónica gráfica, y larga vida al Figarock, cony!:

El cartel de este año
La tira uno

La tira dos


La tira tres

Más información sobre el festival en su página web.

Oriol Malet (Uri pa los amigos) es un ilustrador de tres pares de cohones. Es bastante más jipi que nosotros y Meri (su novia) dice que es muy guapo, nosotros nos limitamos a quererle como hermano.Su web es un claro ejemplo de su buen hacer.

Con respecto a parte del cartel, destacamos la vuelta de el ínclito y super influenciante Pau Riba al formato eléctrico(hecho bastante celebrable, por otro lado). Para ello cuenta con Bet y Antonio de Lilith.

Hablaremos largo y tendido de todo ello muy pronto, que tiene moya el asunto.