Ian Dury, el bardo airado y mordaz

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Ya he contado alguna vez que me topé con Ian Dury en el aeropuerto de Bilbao, en una de esas ceremoniosas esperas que representaba mi familia cada navidad al recibir a mi hermano “exiliado” en el Reino Unido. Venía dispuesto a tocar en una sala guipuzcoana, yo era apenas un grasiento adolescente, y casi soy presa de un síncope nervioso al poder contemplar a uno de mis ídolos musicales de siempre.

Estos días se ha estrenado en el Reino Unido, la película “Sex, Drugs and Rock and Roll”, un biopic sobre la dimensión humana y musical de un hombre que supo aunar las quintaesencia “cokney” con la audacia musical surgida de la tradición más rancia del rock and roll: Gene Vincent fue el icono de Dury, el antepasado de más abolengo del movimiento punk británico. La película, que incluye a Chaz Jankel (el alma del grupo de Dury los Blockheads) como compositor de la banda sonora, está siendo un éxito en la pérfida Albión, sin que, me temo, tenga una mínima repercusión en España. Y es que Ian Dury pertenece a la más pura esencia del pueblo británico y su figura personal y, más concretamente, su labor genial como letrista araña los más peculiares instintos y giros idiomáticos de Inglaterra.
Dury estuvo marcado a fuego por la enfermedad que contrajo a la edad de siete años, la poliomelitis que le arrojó a la soledad de un colegio para minusválidos, en su localidad natal de Sussex.

 

 

Pintor aficionado y con grandes dotes expresivas desde su adolescencia, Ian Dury forma su primera banda a primeros de los setenta, los Kilburn and the High Roads pateándose la escena londinense del “pub – rock” y publicando su primer disco en 1974, “Handsome”. La ácida y áspera ironía de las letras de Dury ya se dejaba entrever.
Aunque la explosión del fenómeno se produjo cuando Dury encuentra al pianista Chaz Jankel, un talentoso músico y gran compositor que complementaba a la perfección la fiereza y el dominio de la escritura del de Essex. Y firma por la prometedora discográfica británica Stiff records, cuna de la mejor new wave inglesa y hogar del espíritu punk. Y sale de gira teloneando a Elvis Costello en 1977; y en octubre de este mismo año publica su debut como solista, probablemente su obra maestra y uno de los discos esenciales para comprender el tumulto social y musical del Reino Unido por aquélla época: “New Boots and Panties!”, llega a alcanzar el millón de copias vendidas y catapulta a Dury al centro de la popularidad musical británica.
Dury reacciona ante tamaña celebridad: “Fui un pintor durante siete años, un ilustrador de éxito durante dos años, y ahora un cantante de rock and roll. Todavía creo que sigo haciendo lo mismo, pero ya no pinto con pinturas.”
“Incluso la gente de buen ver tiene debilidades. Mi debilidad es tan obvia que no tiene sentido preocuparse por ello. Afortunadamente, estoy bastante interesado en contemplarla. Lo sé porque me he pintado a mí mismo 500 veces siendo estudiante de arte”.
“No soy un poeta, soy un letrista.” Un letrista sumamente cuidadoso; Dury perfeccionaba sus temas hasta el hastío; podía pasarse meses enteros puliendo una canción.
Él mismo habla de sus influencias: “La Stax, la Motown, Max Miller (artista de vodevil británico) y mucha televisión”.
Durante los años ochenta, la estrella de Dury se apaga, con destellos salvajes de sus memorables conciertos, pero su vehemencia musical sigue sin tener límites: colabora con el trompetista Don Cherry en su disco “Laughter” y se va a Nassau para grabar con los magos del ritmo jamaicano, Sly & Robbie para su álbum “Lord Upminster”.
Chaz Jankel abandona el barco y Dury deja de actuar y abandona, temporalmente, la música dedicándose a explotar su legendario histrionismo ejerciendo como actor; podemos verle en “Piratas”, la hilarante y olvidada película de Roman Polanski.

 

 

 

En 1990, Ian Dury reúne a sus Blockheads para regalar un concierto en homenaje y apoyo a su antiguo baterista Charlie Charles, enfermo de cáncer. Las buenas vibraciones reinantes les anima a continuar tocando, hasta que, en 1993, Dury saca un nuevo álbum “The Bus Driver’s Prayer And Other Stories”, una colección de temas más que dignos. Sin embargo, el propio Dury es diagnosticado con cáncer de colon, extendido al hígado. A pesar de la enfermedad, o precisamente por eso, Dury se refugia en su trabajo, en la música. Chaz Jankel regresa al rescate y ofrecen su mejor música desde los gloriosos años setenta.
Ian Dury se marcha de este mundo material el 27 de marzo de 2000. Su inteligencia y mordacidad como letrista y su explosión musical tan genuina, además de su carisma en el escenario, seguirán acompañándome siempre, junto con mi inolvidable memoria de contemplar al personaje deambulando con muletas por el aeropuerto de Bilbao.