Isaac Hayes

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Isaac Hayes ha muerto a los 65 años. Hayes, reinventor del soul sureño a principios de los setenta y fuerza oculta del desarrollo del soul crudo de los sesenta, especialmente dentro de la factoría Stax de Memphis, ha dejado el mundo material.

Nacido en 1942, en Covington, Tennessee, huérfano de padres, fue criado por sus abuelos. Cantante precoz en el coro de la iglesia y autodidacta en su formación musical, aprendiendo él solito a tocar el piano, el órgano eléctrico, la flauta y el saxo.

Músico de sesión en Stax, desde 1963 y compositor de muchos éxitos de la factoría salvaje sureña (su “Soul Man” junto a David Porter es un clásico inmortal), también tomó las riendas de la producción de muchos éxitos de la discográfica, junto a David Porter y contando con Booker T and The Mg’s como banda de estudio.

En 1967, Hayes debuta en solitario con el complejo e innovador álbum “Presenting Isaac Hayes”, que pasó sin pena ni gloria, quizás por sus aspectos completamente innovadores: soul / jazz en su más pura expresión. Su siguiente disco “Hot Buttered Soul” es una obra ya de culto: el innovador tratamiento de bases soul y gospel, fundamentalmente aderezadas con arreglos orquestales, órganos poderosos, viento…, y la inusual duración de los temas (algunos alcanzando los doce minutos) han convertido al álbum en una obra artísticamente impactante y personal. Un álbum de solamente cuatro temas pero que supo conectar con el público de los infaustos setenta, llegando al número 8 de las listas.

Pero su figura comercial alcanza el clímax con el tema “Shaft”, incluido en la banda sonora de la película del mismo nombre, un film de blaxploitation cuya música enterita fue a manos de Hayes; incluso pidió protagonizar el film, pero se limitó a componer y a interpretar su música junto a los Bar-Keys, la banda de sesión de Stax. Alcanza el número uno de las listas, prefigurando la inminente entrada de la música disco en el circuito musical. La banda sonora de la película recibió el Oscar de Hollywood, siendo Hayes el primer negro en recibir la estatuilla a la Mejor Banda Sonora.

Su figura portentosa y su aspecto (su oronda cabeza rapada, sus permanentes gafas de sol, sus cadenas doradas…….adoptando el estilo urbano de los aún inexistentes rapers) también alimentaron el misterio y aureola necesaria para alimentar las ventas (incluso apareció, en uno de sus discos, crucificado a la manera de Cristo, su “Black Moses”).

Durante la segunda mitad de los setenta, y después de aparecer en varias películas como actor, películas blaxploitation (Black and exploitation, you know what I mean?), destinadas fundamentalmente al público negro y a cuyo despegue contribuyó, en gran medida, su música para Shaft, en 1971, Hayes se dedica a la música disco, música de la que fue casi pergeñador, desde su soul épico y descomunal.

Su incursión en la música disco pasa casi desapercibida par a el que suscribe, y, a decir de la gélida acogida de sus discos de la época, por parte de sus contemporáneos también. Aparte de dedicarse al baloncesto (co-propietario de los Memphis Sounds, equipo de la American Basketball Association) y al proselitismo dentro de la Iglesia de la Cienciología, y a adoptar el papel de Chef en la mordiente serie de animación “South Park”, la gloria de Hayes hace tiempo que ya pasó. Su condición musical fue la de un visionario, escondido en sus principios, aprendiendo los secretos del oficio, aprendiendo de los demás, hasta que su genio explotó en todo su esplendor a principios de los setenta, finales de los sesenta. Aún así, siempre ha estado en los escenarios y ofreciendo conciertos sorprendentes.

Hayes ha muerto. Su apariencia intimidante, su voz especial, cálida y sus innovaciones musicales con base soul, funk y gospel permanecen. Una fuerza indestructible se ha liberado del mundo material. Su espíritu vaga libremente.