Retrato breve de un artista trágico

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Michael Jackson hubiera encajado a la perfección en un estudio clínico del insigne Freud. Sus devaneos y disturbios mentales, sus excentricidades propias de nuevo rico, su necesidad imperiosa de conservar la infancia en una mansión cread para tal propósito, hicieron del personaje pasto del más devorador sensacionalismo, fuera de las cualidades musicales, que las tuvo, evidentemente, y muchas.

Jackson nació el séptimo en una familia de nueve hermanos, en el seno de un hogar de clase trabajadora. Su madre, una fervorosa Testigo de Jehová y su padre un trabajador metalúrgico y guitarrista, en sus ratos libres, de rhythm and blues, impusieron una disciplina por el trabajo a los nueve vástagos, muchas veces rayana en la esquizofrenia más salvaje. Las aptitudes musicales de cinco hermanos, incluido Michael, les impulsaron a desarrollarlas de manera profesional. A partir de 1964, los hermanos Jackson comienzan a actuar, explotando al joven Michael como imagen de inocencia y aprovechándose de su excitante “falsetto”, recorriéndose el circuito de clubs de Indiana.

Hasta que la popularidad de los Jacksons llega a ser constatada por los músicos e intérpretes de Motown, la potente discográfica de Detroit, éstos no pasan al estrellato. Lo consiguen con “I Want You Back”, su single de 1969, que escala hasta el número uno con Michael contando solamente con once años y asumiendo el papel de auténtico líder del grupo.

En los seis años siguientes los Jackson 5, encadenan un éxito tras otro. Férreamente dirigidos por su padre, el grupo encaja de lleno en la Motown con sus harmonías vocales, sus ritmos originarios de la música disco, un soul y rhythm and blues sofisticados, barrocos, excelentemente producidos. Una ristra certera de temas comerciales pero no exentos de una calidad estimable y, en ocasiones, excepcional.

La carrera de Jackson en solitario comienza con buen pie. Es descubierto por el gran Quincy Jones, productor, arreglista y músico, enorme talento, íntimo amigo del genio Ray Charles desde sus inicios. Juntos abordan el primer trabajo en solitario de Jackson, el impactante y ya clásico “Off The Wall”, en mi opinión su mejor obra de largo.

Después, aparece la leyenda, la caricatura, la deformidad del ser humano, la degradación artística, moral de un tipo que rompió todos los récords con su álbum “Thriller” y que cayó, justo después en picado, acariciando los abismos.

Siempre conservaré la frescura, el entusiasmo, el ritmo venenoso de los Jackson 5. De Jacko, conservaré enterito el “Off The Wall”, con pequeños temas sueltos en los discos subsiguientes.

Acaba de morir, justo a punto de comenzar su gira de despedida con una serie de conciertos en Londres: “Es el punto final. Cuando digo que es así, es que es así.”. El mismo, convirtiéndose en un ser de un patetismo exacerbado, pareció atisbar una luz al final del túnel. “Es una serie de conciertos para que el telón se baje definitivamente”.El telón que pone punto final a una carrera muy brillante, oscurecida por fracasos artísticos descomunales y por una frenética ansiedad de atrapar una infancia que nunca tuvo.

Ha muerto un ser trágico. Un artista reluciente al que no le enseñaron a caer, el paradigma de la maldición de la fama. Otro destino dramático de un niño que fue un prodigio.