Rock and Roll entre Maquillaje y sombreros americanos

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Llegamos unos chavalotes a eso de las 12, con retraso bien pagao, a la estación de Vitoria. Lo de la vuelta fue más bien un reflejo de como fue aconteciendo todo. Pero eso viene al final, así que no nos precipitemos.

Después de pasar los trámites de todos los años: hostales, d.n.i., duchas, acopio de provisiones y demás lindezas, fuimos de pintxos. Como dios manda.

Una vez cumplidos los tramites metimos Mendizorroza en el GPS de nuestras patas.

La primera sensación al llegar, miedo, es lo que tiene llevar comida barata camuflada, ah y alcohol del bueno. La segunda, como de haber estao ya antes allí, todo el recinto en la misma disposición que el año anterior, todo en su sitio, y si esta bien colocao, pa que lo vas a cambiar. Well done.

Aquí vamos, ¿Los conciertos del jueves en el escenario grande? Uy, eso es que se espera gentio… y así fue.

Llegamos al final del concierto de las Baskery, coño, unas suecas (que por cierto nos ha salido un festival muy escandinavo) haciendo country. Y eso pa que será? Pues mucho mejor que lo que se nos daba en sus grabaciones, la verdad… pena llegar a las últimas dos canciones.

Por una linea muy parecida, aunque más desquiciada, llegaron los Th’ Lengendary Shack Shackers. Bien es verdad que se le hizo mu grande el escenario a J.D. Wilkes, y es que cuando lo has visto en salas de allende los Nashville, ves que en el escenario se nos perdía y no se notaba el sudor saltando. Pero aún así el personal disfrutó de su hillbily, su punkbilly o como se quiera llamar la caña que hagan.

The Jim Jones Revue pusieron una nota de calidad (más) a lo que llevábamos. Jim Jones y su Revue dieron una gran lección de Garage al respetable, un concierto muy al estilo de Sonics o Fleshtones. Por cierto, aquí un inciso, yo las influencias o los estilos o los dejes los hago en comparación a lo que entiendo yo por mi mal oído. Que mis queridos, secuaces críticos, a los que tanto admiro, son capaces de comparar a la Pantoja con Debbie Harry. Ese sonido carraspeante, ese ruido guitarrero nos dio mucha caña… joder, el jueves prometía. Y si te dabas la vuelta y miras hacia atrás, coño cuanta peña.

Después de sus 45 minutos de rigor, los de Londres dejaron paso a sus paisanos, los tres hermanos Durham. A Kitty, Daisy and Lewis hay que darle la oportunidad que demandan los que empiezan e incluso segundas oportunidades, pero es que a colación de lo que vimos en Vitoria he buscado antecedentes y no es la primera vez. Muchos nervios y todo porque a alguien (vete tu a saber quien) le ha dado por demostrar al mundo que los chicos son multi instrumentistas, así que entre un incesante cambio de instrumentos y los nervios de sus progenitores fue transcurriendo el concierto. Algo de profesionalidad e interés le dio la entrada de trompetista jamaicano, Eddie “Tan Tan” Thornton, pero aún así la suerte estaba echada. Nada que arreglar en demasía. Por otro lado el respetable aprobó el concierto, cosa que es de agradecer, no estaban los paladares muy exquisitos (en el buen sentido de los términos) lo que hace que el festival devenga por buenos derroteros.

Y para después The Hold Steady… no se sabe muy bien si fueron los tres hermanos o el que, pero a esas alturas se nos había pasao el chute rock de sonido del principio. Y así enganchamos el concierto underground que nos dieron Craig Finn y sus tres colegas. Un sonido muy confuso, no se sabe muy bien si pop, indie y a veces rock and roll, todo batido con una letras muy inquietantes, más para uno que de ingles pilla lo justito para levantar los brazos cuando se le pide. Con todos estos ingredientes paso el concierto como una valeriana.

Y como paso se fue, se fue para dar entrada al “cabeza de cartel” que nos dieron para el jueves. Pues mucho oficio, a veces beneficio, se vio en el “Alex Chilton” cuando entraron los tres componentes de Gov’t Mule a hacer su ya tradicional Jam concierto. Muchas expectativas para luego dejar a los entendidos paralizados… por lo que a mi me rodeaba, la gente se lo paso pipa. Pero por lo que dijo algún chavalote (con mucha posición) falto algo de sonido, como si se hubiese venio a Vitoria a pasar el cazo, puede ser. Alguna versión de Allman Brothers y algo del “Whole Lotta Love” intercalado en el repertorio Mule fue lo más destacado del repertorio, también algo del nuevo trabajo de ellos, pero poco. Ah, aquí el segundo inciso, no hablo mucho de set-list, repertorios, versiones, porque mi memoria es un asco y porque corría por las manos y las venas líquidos elementos perversos.

Al acabar el tan acortado bolo de Warren Haynes and company y tras comer el fruto prohibido, nos dimos un atracón de sonido y bafles con Airburne. No se cuantas torres, de no se cuantos metros, de no se cuantas alturas, llenas de Marshall’s para sonar bien fuerte y alto. De todas formas en ese escenario escuché sonar tan fuerte o mas, con dos Vox’s y alguna pantalla. Por lo demás, pues miren, estos señores vienen de Australia y dicen imitar a unos compatriotas suyos que llevan boina y se desnudan, y de los que se me esta prohibido hablar. Para otros, la hostia, se lo pasaron pipa.

Acabado el show Marshall, buscando Heavys, dimos con un Azkenero de pro que se embarcó en nuestra odisea los días postreros. Y con nuestro nuevo compinche empezó el concierto de The Black Lips. Aquí se me disculpe, ya aquel liquido elemento que no me dejaba recordar set list, hizó mella y me quito este concierto.

Pa la cama que mañana nos esperaba un día aún más largo, aún más grande.

En lo que respecta al día siguiente desde la mañana hasta la entrada al recinto, remito al intrépido lector a crónicas pasadas. Eso si, este año hicimos algo especial que esta aún en marcha, ya veremos.

Los corresponsales que allí teníamos comentan que ’77 y Hot Dogs dieron una gran dosis de Hard Rock y Rock and Roll, aquí el “entendido” llegó para Dan Baird y sus pecados hechos en casa.

Rock and Roll bien destilado y elegante, nos hizo vibrar a los presentes. Que por cierto, nos deberían poner en alto dentro de una jaula, porque nadie en los suelos baila más que nosotros. Buen comienzo y buenas sensaciones para un día grande que llegaba.

Aquí empezaba la recién diseñada “Doug Fieger”, mucho miedo de como iba a sonar la nueva carpa. Teniendo en cuento los precedentes. Y sonó grandiosa, menos en algún problema técnico puntual, totalmente comprensible.

Y sonó El Vez, con sus muchos trajes, sus coristas, su banda de apaño, su show bien encorsetado. Y allí tuvo sus grandes huevos, este Elvis Latino, de hacer una versión del “Cold Gin” de los Kiss. Pasando también por mezclar a Mocedades con The Clash… con dos cojones.

Nos volvimos a cambiar de escenario, a partir del viernes siempre es así. Yo dejaría un pelín de más tiempo entre un concierto y otro porque nunca da tiempo a llegar, más si tienes que pasar “obligatoriamente” por barra.

En el escenario grande Imelda May esperaba para dar su show. Un poco reservada, no se sabe si por la hora, por tener poca costumbra a grandes escenarios, vaya ust