Una tarde a la carrera

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Bueno, pues ya estábamos en Vitoria… o por fin despues de más de cinco horitas de viaje. El caso es que eran las 16:00 y estábamos dentro del recinto obligados por la temprana actuación de mis venerados Howlin’ Rain. Mientras nos íbamos avituayando con un litro del señor Daniels para entonar terminaba Jon Ulecia del que solo escuchamos un par de temas en la lejanía llenos de guitarras desérticas con reverb y rock arrastrado, tranquilo y tabernario… quizás en otra ocasion…[p]
Y entonces empezó el espectáculo. Unos Howlin’ Rain mermados por la baja de su teclista empezaron a repartirnos rock setentero de guitarras densas con arreglos sureños, ritmos potentes y jams instrumentales que por momentos subían de intensidad hasta ponernos en órbita. El escudero guitarrístico de Ethan Miller (líder de la formación), el polivalente Mike Jackson se puso entonces al hammond y nos regalaron un par de abrasivas revisiones de «Dancers at the End of Time» y «Calling Lightning Pt. 2» pertenecientes a su último album «Magnificent Fiend» con Chris Robinson en un lateral del escenario sin perder detalle. Despues vuelta al guitarreo con algún tema de su primer disco y fin de un gran concierto que supo a porco pero con bastante público a pesar del intempestivo horario. Espero verlos en una sala o bien. que les den la oportunidad, como a Wolfmother, de tocar en próximas ediciones antes del grupo estrella y en el escenario grande… podría ser apoteósico. [p]
Despues le tocaba a Elliot Brood del que tras un par de temas al sol, decidimos tomarnos el primer descanso a la sombra esperando a Dr. Dog; a mí los Dog no me van demasiado en disco pero en directo añadieron a la mezcla un poco más de distorsión, varios kilos de intensidad y unos finales «in crescendo» con juego de guitarras y teclados que unido a sus prodigiosos arreglos de voces que no merman en directo hicieron que la parroquia saliera convencida. Lo peor de ellos es que a veces suenan británicos y a veces americanos y con eso no consiguen convencer a todo el respetable, pero para mí un muy buen concierto de una banda en auge de nuevo con el cuervo mayor Robinson observando atentamente.[p]
De nuevo carrera hacia el otro lado donde en el escenario Lux Interior les tocaba a los veteranos Fabulous Thunderbirds, que, para qué os voy a engañar, sirvieron de banda sonora para una interesante conversación… aquí no se puede ver todo así que mejor relajarse un poco con ese blues rock texano donde ya el sonido del escenario principal daba lo mejor de sí y la banda sonaba compacta tema tras tema, clásica a más no poder, con lo cual su capacidad de sorpresa tambien se ve resentida, pero quien quiera experimentación que se vaya al Sonar.[p]
Nueva carrera hacia el Ron Asheton Stage donde Eli «Paperboy» Reednos iba a regalar una sublime interpretación de soul lleno de garra y clase, como en los viejos tiempos. Su banda es increible y suena a gloria destacando un batería que destrozaba baqueta tras baqueta aporreando su instrumento con saña. Y qué decir de Eli; no le gustará que digan que su música es retro, pero lo es. No le gustará que el soul es música de negros pero lo es. Pero tambien es cierto que este chaval está encerrado en un cuerpo que no es el suyo; su voz, su modo de moverse en el escenario, sus arranques de predicador y sus bailes nos remiten a los soulmen más salvajes de la historia; este chico es discípulo directo de Otis Redding por lo menos. Otro conciertazo sublime.[p]
Y aquí llegó una pausa larga que ocupamos en alcohol, psicotrópicas y charleta durante los sustitutos de Bad Brains (que solo recuerdo de ellos que hacían algo así como punk-rock ramonero), The Zombies que desde la lejanía nos dejaron alguna perlita y los Soul Asylum que nunca fueron santo de mi devoción y me daban un poco igual.[p]
Llegados a este punto, quedaba poco para que los cuervos salieran a escena. Y salieron… y vaya si salieron. ESTO ES PRIMERA DIVISIÓN, CHAVALES. Una banda engrasadísima y en estado de gracia que por fin ha superado la marcha definitiva de Marc Ford con la incorporación del superclase Luther Dickinson dio un recital de los que pocas bandas actualmente podrían estar a la altura. Combinando antiguas tonadas con temas del Warpaint (su último trabajo) The Black Crowes se metieron al público en el bolsillo desde la primera nota; sus impresionantes intros instrumentales, sus grandiosas canciones, una banda llena de músico notables y sobresalientes, la enorme compenetración entre Dickinson y Rich Robinson en las guitarras que llegaban a recordarnos a los Allman Bros. y la gran presencia escénica y voz de Chris Robinson como maestro de ceremonias no podía traer sino cosas buenas.
Tras magistral Wiser Time, Remedy y más y más y más decidieron cumplir el guión con Hard to Handle, aunque nada más que por cumplir ya que fue el único tema que tocaron clavado al disco, 3 minutos y medio y todos contentos. Al final un bis cortito que supo a poco y todos con una sonrisa de oreja a oreja y cara de estupor al ser conscientes de haber visto algo de otro planeta. [p]

Tocaba ya retirada y mientras la furgoneta era acondicionada para tomarse un descanso, Electric Eel Shock nos amenizaba desde dentro con su mezcla estílística que va del metal al punk californiano sin despeinarse, con alguna intro de canciones míticas y eso sí, gran calidad instrumental.
Del resto ya les seguirán informando, yo me di por satisfecho con lo que vi y a pesar de la paliza de km volvería a hacerlo hoy mismo.