El pasado 13 de junio desaparecía de este mundo material uno de esos tipos que ni siquiera ocupa unas cuantas líneas en la prensa seria de este país desmemoriado y con una rampante ignorancia musical. Estamos hablando de Chips Moman, una influencia decisiva en el desarrollo musical norteamericano y un factor seminal en la facturación de discos esenciales en la música popular del siglo XX: intérprete, compositor, arreglista, ingeniero, productor, … y causa decisiva del impecable retorno de Elvis Presley a los escenarios, a finales de los sesenta y primeros setenta.

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Moman y Elvis en American Sounds Studios
Moman con Elvis en American Sounds Studios, Memphis, 1969

Lincoln Wayne Moman nació un 12 de junio de 1937 en LaGrange, en el Estado de Georgia. Músico precoz y chico perezoso y ávido de aventuras, deja la escuela a los 14 años y se muda a Memphis para vivir con unos parientes y acercarse a una de las capitales musicales del país. Allí toca la guitarra en la calle: Warren Smith (una estrella del rockabilly local, quien grabó un reputado repertorio en los estudios Sun) se percata de su talento y le ofrece tocar en un club de Arkansas, junto a Roy Orbison y Carl Perkins. Desde entonces, Moman adquiere un prestigio relevante entre la comunidad musical del primigenio rock and roll y emprende gira con Gene Vincent y los Blue Caps y con Johnny Burnette, recalando en Los Angeles, concretamente como guitarrista de sesión en los estudios Gold Star (cuna seminal de multitud de grabaciones históricas, incluidas las que Phil Spector realizó ejecutando su técnica del Muro de Sonido).

De vuelta a Memphis, Moman colabora con el primitivo sello Satellite, aplicándose como guitarrista de sesión. Satellite se convierte en Stax Records, centrándose en la explosión del soul y R&B y Moman adquiere un papel fundamental: como productor e ingeniero de sonido, Moman trabaja con Rufus Thomas, Booker T. & The MG’s y los Mar-Keys. Sin embargo, desavenencias en criterios artísticos provocan el abandono de Moman, quien deja Stax en 1962.

Moman, en su plenitud artística y rodeado de un prestigio merecido, comienza a trabajar en los estudios FAME de Muscle Shoals, en Alabama. Otros estudios decisivos, en los que Moman ayudó a pergeñar obras de arte de cosecha propia y sirviéndose de su guitarra en fraseos memorables apoyando a Aretha Franklin y Wilson Pickett. 

Pronto llegaría el éxito: produce a una banda desconocida de garaje “The Gentrys” y obtiene un éxito asustante con el single “Keep On Dancing” (1965) que alcanza el número 4 de las listas Billboard en Norteamérica. A partir de entonces, Moman planea la creación de sus propios estudios, lo que consigue dos años después, fundando, junto a Don Crews los American Sound Studios en el norte de Memphis.

Los American Sound Studios son parte de la historia de la música norteamericana: albergó grabaciones de alto voltaje de bandas como los Box Tops y acogió a artistas como Dusty Springfield o Joe Tex. Tal y como hicieron Stax y Muscle Shoals, American Sound se nutrió de una base rítmica flexible,  y en plenitud artística: como sucedió en Muscle Shoals, Stax y Gold Star, Moman se rodeó de una plétora de músicos autores de líneas musicales innovadoras. Tommy Cogbill al bajo, Reggie Young a la guitarra, Bobby Emmons y Bobby Wood a los teclados y el baterista Gene Chrisman. Entre ellos también destacó un tal Bobby Womack, guitarrista de sesión y compositor que pronto salió del anonimato del estudio para posicionarse como uno de los autores de soul más importantes, auspiciado por el talento y el buen hacer de Moman.

CHIPS MOMAN
De izquierda a derecha, Gene Chrisman, Chips Moman, Reggie Young, Bobby Woods & Bobby Emmons

Los American Sound – estudios independientes sin ligarse a ninguna discográfica – produjeron, entre 1967 y 1972 más de 120 discos en las listas de éxitos Billboard norteamericana; y Moman, además, forjó su reputación como escritor de canciones espléndidas, sobre todo junto a otra figura memorable de la música sureña de esa época Dan Penn (“Dor Right Woman, Do Right Man” grabada por Aretha Franklin o la estremecedora “The Dark End of The Street”, popularizada por James Carr).

A pesar de la enjundiosa historia musical de los estudios American Sound, éstos fueron significativamente populares por albergar la resurrección de Elvis Presley en 1969. El prestigio artístico y comercial de Moman  atrajo la atención de Elvis, completamente seco de éxitos desde 1965; Moman devolvió a Elvis el gusto por las raíces country y blues y le recluyó para grabar en American Sounds dando como resultado parte del mejor trabajo de Presley: cuatro singles de enorme éxito (“In The Ghetto”, “Suspicious Minds”, “Don’t Cry Daddy” y “Kentucky Rain”) y dos álbumes deslumbrantes “From Elvis in Memphis” y “From Memphis to Vegas/From Vegas to Memphis”.

A partir de su colaboración con Elvis, Moman diversifica sus actividades, al dar portazo a los American Sounds en 1972, aunque con la atención puesta en el country. Encuentra refugio en Nashville, en donde pasa los siguientes doce años de su vida, colaborando estrechamente con artistas como Willie Nelson, Waylon Jennings, Johnny Cash o Kris Kristofferson.

Después de intentar crear un nuevo estudio en Memphis durante los años ochenta – grabando incluso una famosa sesión con Johnny Cash, Roy Orbison, Jerry Lee Lewis y Carl Perkins; y un catastrófico intento de grabar un álbum con Ringo Starr-, Moman vuelve a LaGrange en donde crea su propio entorno musical y busca un retiro provocado por problemas de salud.

Ajeno al mundanal ruido, catalogado como una leyenda de la música norteamericana, Moman merece una reivindicación permanente, pieza seminal de la música sureña estadounidense, confluencia esencial de las vertientes del soul y el country, permanentemente entrelazadas, mutuamente admiradas. Moman supo encontrar un estado perfecto de mestizaje, un talento necesario y excepcional, legando una obra imperecedera y preñada de influencias. Preguntado por el sonido producido en los American Sounds Studios, Moman, fiel a su sencillez, respondió: “No sé cómo lo describiría. Simple. La única manera que tendría de calificarlo sería diciendo “escucha esto y lo otro””.

Chips Moman
Chips Moman

¿Se imaginan ustedes que la televisión española emitan un documental conmemorativo de la obra de Moman? Absolutamente descartado, un escenario propio de mis sueños más perversos; ni siquiera figuras prominentes desde el punto de vista mediático, como Lou Reed o David Bowie, por no hablar de Prince, han merecido un solo programa conmemorativo. Sigamos con empachos de voces anónimas, productos mercantiles de ávidos productores televisivos mientras avanzamos en la ignorancia más insulsa, vulgar y zafia.

Pero tranquilos: la música en la televisión pública permanecerá. “La Voz” es su señuelo.