El día 4 de diciembre de 1993, un cáncer de próstata incurable
se llevó al que en opinión de algunos fue uno de los grandes genios
de la música de la segunda mitad del siglo XX. Frank Zappa ejerció
de muchas cosas en su vida (cineasta, dibujante, guitarrista, comediante, escritor,
crítico, actor, productor, presentador de televisión, cínico,
percusionista, humorista, padre de familia, empresario, director de orquesta,
fumador empedernido y adicto al trabajo), pero él se consideraba a sí
mismo principalmente como compositor. Reunía los materiales a
su disposición y los convertía en algo diferente, y a eso le llamaba
música.

zappa-frank-532b3747cadeeDesde sus comienzos en los años 50 como batería y guitarrista
en diversos combos de rock & roll, pasando por los primeros 60 con
sus primeras grabaciones en un pequeño y oscuro estudio de Cucamonga,
los últimos 60 y los 70 con las giras mundiales de los maravillosos Mothers
Of Invention, y los 80 y 90 con la tecnología más avanzada a su
servicio, Zappa compuso, interpretó y grabó una inimaginable cantidad
de horas de música de la que, con sus más de 70 álbumes
publicados y sus casi diez películas y vídeos (que ahora comienzan
a reeditarse en DVD), sólo hemos llegado a conocer una parte. Dos enormes
criptas climatizadas albergan en los sótanos de la mansión familiar
en Laurel Canyon centenares de cintas grabadas en todos los formatos imaginables,
que recogen casi todos los conciertos que ofreció con sus diversos grupos,
y todo el material registrado en los innumerables estudios por los que pasó
hasta tener el suyo propio en casa.

Hablar de su obra (aunque sólo sea de la que conocemos hasta ahora)
e intentar analizarla sería una tarea inmensa. Además de la cantidad
de material disponible, sus composiciones eran cualquier cosa menos sencillas
(hablar de fractales aquí no es ningún disparate), y la cantidad
de referencias musicales y culturales que se pueden encontrar en su obra darían
para escribir una enciclopedia, además de las sutiles referencias cruzadas
entre las diversas partes de su propia creación, lo que él llamaba
su continuidad conceptual. Si por algo se puede definir su labor creativa
es por la más absoluta libertad: su máxima era «Cualquier
cosa, en cualquier momento, en cualquier lugar, por ninguna razón en
absoluto».

Además, la obra de Zappa es divertida. No es sólo que en algunas
de sus canciones se hable de sexo y de estupidez humana, o que se burle de los
políticos y telepredicadores y haga bromas sobre las aventuras nocturnas
de sus músicos en gira, es que el humor impregna casi cada nota de sus
composiciones, y a veces sus actuaciones (para los oídos poco atentos)
parecían tener más de comedia que de música. Incluso en
sus más trabajadas partituras para orquesta sinfónica solía
incluir indicaciones para que los intérpretes realizaran actividades
digamos extra-musicales como bailar, o comer palomitas o cosas así. O
insertaba las notas de «Louie Louie», sólo porque sí.

Compositor genial, excepcional guitarrista, trabajador incansable, lúcido,
inteligente y con un envidiable sentido del humor, ese fue Frank Zappa. En fin,
sirvan estas breves líneas como homenaje a su figura y su obra, y ahora
retirémonos a tocar un último solo de guitarra imaginario en su
memoria.