Matando el tiempo

( - 1997)
Datos
1997
Producido por Carlos Martos
Grabado en Sonoland, Madrid, entre febrero y marzo de 1997
Técnico de sonido: Daniel Altarriba
Portada: Pocateja

Miguel Bañón: voz, guitarra y bajo
Joaquín Talismán: guitarra y coros
Román García: bajo
Pedrín Sánchez: batería
Carlos Campoy: teclados
+
Sergio Castillo: batería en "Juan Don Momentos"
Fernando Illán: pandereta en "Sra. Sueño" y "Vaya manicomio"
Dani y Pablo: algarabía

dossier de prensa
Crítica

«Los Marañones flotan en su propio universo y muestran una vez más su pasmosa voluntad de progresión musical. En Matando el tiempo su música va al grano, sonando compacta en un sinfín de emociones donde cabe todo. Sus devaneos blues están intuitivamente puesto al día. Folk y psicodelia. Una grata infusión de absorbentes melodías pop (Caigo, que remite a los Kinks, Las manzanas del mal, Otra canción), aromas psicodélicos (Queremos despertar, una pequeña gema pop) y lujuriosas armonías vocales. Los Marañones hacen mejor canciones radiantes que reinterpretar la historia, en una extraña combinación de locura y lucidez que manosea el legado de los Beatles o la fantasía de los Byrds, ciñéndose al arte siempre difícil de buscar lo sencillo, aunque sea su disco más trabajado. Con Matando el tiempo han sacado nota. Material sensible.» (La Opinión, 9 de mayo de 1997)

«Es precisamente la producción (guau, Carlos Martos) lo que menos me gusta: técnicamente notable; artísticamente normaleras, demasiado 80’s. Lo demás, todo bueno: diseño, interpretación y sobre todo canciones. Martos se empeña en hacerlo todo muy pop, puliendo las guitarras agresivas o endulzando la psicodelia latente, pero la única manera de ocultar temas tan buenos como Otra canción es no grabándolos, y entonces estaríamos hablando de fútbol o algo. Son demasiado buenos, Los Marañones.» (La Verdad, 10 de mayo de 1997)

«Un disco que rompe bastante los esquemas y que presenta a un grupo que muy poco o nada tiene que ver con el que firmó el anterior. El pop ha ganado terreno y temas como Yo te haré entender, No podrás hacerme, Muy buenas horas o Me canso de andar muestran a la banda en una situación más dinámica, muy beatle y con letras menos trascendentes que en sus anteriores trabajos. Al mismo tiempo, han dado al estudio su verdadero significado y el resultado se muestra, en ese aspecto, como lo mejor realizado hasta el momento enuna carrera que abarca ya diez años. Matando el tiempo es un disco que tiene unidad y concreción, algo que avala la actual situación del grupo.» (Todas las Novedades, mayo de 1997)

«Vienen de Murcia, se hacen llamar Los Marañones y éste es su quinto disco. Son bastante conocidos en ciertos circuitos pero no acabo de entender por qué no acaban de romper el circuito, ya que considero que su música tiene todos los números para ello. A saber, se mueven por senderos que discurren entre el pop más potente y el blues-rock más accesible, aunque se intuye (y de ello ya dieron buena prueba con su anterior disco en directo) que su sonido real es mucho más crudo y desgarrado. Completa todo ello con unos textos inteligentes, aunque nada pretenciosos, y ya te harás una idea del cuadro. ¿Ejemplos? Los que quieras: ‘Las manzanas del mal’, ‘Muy buenas horas’ o ‘Queremos despertar’. No obstante, lo mejor es escuchar el disco de un tirón, entra fácil y, a pesar de no revolucionar tu código genético, ya verás cómo te deja un muy buen sabor de boca.» (Popular 1, mayo de 1997)

«La segunda división es otro mundo. Los vestuarios son más mugirentos, las entradas más suras y los terrenos más impracticables. Con todo, siempre hay quien se siente más cómodo en la categoría de plata. El público está más encima, la vocación aún puede más que el dinero, las derrotas saben a costumbre y los pequeños triunfos, a gestas. ¿Quién quiere ascender? La primera es el mainstream, un mundo de vedettes, pretensiones y contratos millonarios sin lugar para la autenticidad. Y es que el rock’n’roll, como el fútbol, es cosa de hombres. Los Marañones son unos clásicos de segunda. (…) Lo suyo es mantenerse. No aburrirse. Matar el tiempo. El problema es que la falta de aspiraciones, de nuevos horizontes, acaba minando la motivación. La del público sobre todo. Ya nadie espera con afición verdadera un nuevo disco de Los Marañones. Si el primer mini-LP, «Experiencia negra» les convirtió, más que en un grupo, en una panda de burrocanrol simpática, el quinto trabajo, más pulido eso sí, aburre por lo previsible. No, no evolucionan porque no quieren. Pero o se cambia el chip o de aquí a nada se acaba jugando, que tampoco lo merecen, con Los Suaves, Saratoga y Medina Azahara.» (Rock De Lux, junio de 1997)

«De matar el tiempo, nada: lejos de apalancarse en un estilo que ya han demostrado dominar más que bien, los murcianos exploran nuevas vías en este su quinto disco. Así, de la base negrata que sustentaba las canciones de sus anteriores trabajos, han pasado aquí a enriquecer su rock fundamentalmente cañero con todo tipo de gratos detalles. ¿Es un ramalazo mod eso que detecto en ‘Caigo’? ¿Se oxigenan mis neuronas con los aires de road-song de ‘Señora Sueño? ¿Me elevan los efluvios psicodélicos de ‘Las manzanas del mal? Pueden detectarse estas cosas y muchas otras, pero nunca en plan mimético o meramente ilustrativo, sino como factores que incrementan el atractivo natural de sus composiciones, siempre dentro de unos parámetros agradecidamente clásicos. Y es que la principal impresión que transmiten, éste y anteriores trabajos de Los Marañones, es la de un espíritu positivo. Osease, que si quieres dejar de torturarte por un rato y rocanrolear guapamente, éste es tu grupo.» (Ruta 66, junio de 1997)

«La banda murciana que lidera el guitarrista y cantante Miguel Bañón, convertida ahora en cuarteto con la incorporación de un nuevo guitarrista, muestra en este quinto disco una evolución notable del blues hacia terrenos pop. Con ello, el grupo apuesta más por las melodías personales y la variedad de ritmos, y gana en frescura y capacidad de sorprender. Tal vez las guitarras hayan quedado algo bajas, pero eso no resta mérito a temas enjundiosos como Señora Sueño, Vaya manicomio o Muy buenas horas.» (El País de las Tentaciones, 27 de junio de 1997)