
Una semana antes de los idus de marzo ha salido el último disco de Ilegales “Joven y arrogante”, un conjunto de 10 nuevas canciones donde Jorge Martínez demuestra que, aunque el norte está lleno de frío, su “cráneo privilegiado”, como diría Valle-Inclán, sigue siendo un crisol de ideas bullendo a una temperatura infernal.
Arranca el disco con Es ansiedad, tema con aires garageros, riff pegadizo y toda una retahíla de lo que no es precisamente ansiedad, ese exceso de futuros posibles en el presente y que posiblemente sea el Zeigeist, como dirían los modernos, del siglo XXI.
Le sigue El Efrit y la envidia. Buen tema, guitarras compactas y una progresión interesante en la que llega en el momento justo ese acorde que te tira de las orejas. No todo va a ser genio bueno de la lámpara, el efrit es un genio bipolar…
Orfanato minero, una de mis favoritas de este disco. Hay algo en las canciones lentas y menos trilladas de Ilegales que me fascina. Tema que arranca con unas guitarras empapadas en reverb que se preguntan y se responden mientras un wah distorsionado rompe la paz.
“Se conjuran con las flores que bordean los caminos”… Padre causa perdida, madre que se echa a la vida y final abrupto como la vida misma. Vale la pena leer sobre el Orfanato minero de Oviedo que abrió sus puertas en 1931, hoy en día reconvertido en el Fundoma.
Moloko. Un pedazo de tema con un ritmo santanero y que huele a sábado a la noche y a garitos con porteros que odian los calcetines blancos más que Garfield los lunes. Altamente recomendable.
Continúa el disco con Luminoso viento nocturno. No sé qué tiene esta canción que me recuerda a Wilco, así que me tenía ganado desde el minuto uno. Unos arreglos perfectos y una letra con imágenes como: “hay un perro que gruñe con los ojos, no importa, es amigo”, puro sello Jorge Martínez, demostrando que en la recámara aún le queda mucho por evocar.
Más rollo garagero con El fondo de la noche, zombies, ángeles y demonios, fauna diversa convocada en un bar donde poder marcarse el twist del pifostio. Buen solo de guitarra, con subida de tono a la mitad de éste para elevar un par de puntos más el nivel de maldad en la escala Vincent Price.
Parcas, anfetas y Vespas más recargadas que los estantes de una notaría para retratar la historia de un mod. El Face no es de mis favoritas del disco, pero donde hay esdrújulas siempre hay algo magnético…
El mundo contra ti tiene toda la pinta de ser una de las canciones de arranque de la gira que se nos viene de Ilegales. Aún así, al igual que me pasa con la que cierra el disco, Joven y arrogante, no me terminan de llegar a los niveles de otros temas del disco, en concreto, a la que se encuentra justo entre estas dos canciones.
Se abrirán los cielos es para mí el tema con mayúsculas de este álbum, el cual va creciendo conforme lo escuchas varias veces. Mientras sonaba me acordé de esa frase de Tom Waits de “me gustan las melodías hermosas que me cuentan cosas terribles” y de eso va precisamente este tema.
Llega un momento al final de la canción en que el Sr. Martínez llama a la puerta de eso que Lorca nombró como “las últimas habitaciones de la sangre”, provocando que se me agolparan varias imágenes en la cabeza.

Una la de la madre llorando con su niño muerto en brazos en el cuadro Guernica y que finalmente, en esta canción, encuentra consuelo ascendiendo a los cielos como en la Asunción para poder estar con su hijo para siempre.
La otra, la de ese oficial nazi que entró en el estudio parisino de Picasso y al ver una foto de dicho cuadro le preguntó: “¿Esto lo ha hecho usted?”, a lo que contestó: “No, lo han hecho ustedes”.
Jorge Martínez es un tipo duro que parece tallado en feldespato, pero que sigue ofreciéndonos visiones de un mundo tan particular como acaballante… y por muchos años.
