La gracia de llamarse Jeff

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El dia en que iba a morir, Jeff Buckley fue a la marina de Mud Island, cerca del Mississippi, en Memphis, Tenessee con un amigo.Estaban escuchando música y tocando la guitarra, cuando Jeff decidió bañarse vestido, cosa que ya había hecho antes.Cerca pasaba un barco presto para atracar, agitando las aguas en la maniobra.De un momento a otro ,le perdió de vista.Tres dias después los pasajeros de un barco encontraron su cadaver flotando, atrapado entre ramas, tenía 30 años.El pasado 29 de Mayo se han cumplido 5 años de tan infausto acontecimiento.

Había nacido en el californiano condado de Orange, hijo de Mary Guibert y una celebridad folk a la que apenas conoció, Tim Buckley, con la que compartía su talento musical, la voz celestial y la belleza, amén de, paradojicamente, un deceso prematuro.

Empezó a tocar en el instituto, en algunos grupos, pero se deshizo de todo lazo cuando decidió marcharse a Nueva York para estudiar música.Allí formó parte de Gods & Monsters, dejándolos al poco para dedicarse a tocar en bares y cafés. Su talento no pasó desapercibido y acabó firmando con Columbia para lanzar el E.P. de estreno “Live at Sin-E” a finales de 1993, con temas propios y versiones de Edith Piaf y Van Morrison con la sola compañía de su guitarra. La acogida fue muy buena, por parte de público y crítica.

Pero lo que era una promesa como tantas se convirtió con “Grace” (1994) en una realidad en mayúsculas, en una realidad propia de listas de lo mejor del año.Esta vez Jeff estaba acompañado de una banda solvente al servicio de sus múltiples influencias. Grace es una obra cumbre de la música, un disco de terciopelo, sensual,furioso, delicado, que colocó a su autor, de la noche a la mañana, en la cumbre, en el número uno de las influencias que gustosamente se reconocen.Destacan “Grace”, «Last goodbye “Eternal life versión del “Hallelujah” de y nunca pasarán jamás al olvido, siempre teniendo presentes que el resto de temas de tan glorioso disco no son, ni muchísimo menos, de relleno.

Demasiado autocrítico y muy poco dado a los avatares del mercado musical, trabajó con ahínco, pero sin prisas en un disco que se titularía «My Sweetheart, The Drunk», empezando a grabar en Memphis, estando enfrasacado en tal tarea cuando aconteció el desgraciado avatar
Una pérdida de hondo calado, un cantante excepcional, un músico de lujo, una voz irrecuperable, un mito que nunca quiso serlo. El destino, al parecer, no está exento de cierta ironía.

Se cumplen 10 años de la edición de Grace, el cual destaca en una primera escucha, sobre todo, por la brillantez vocal de Jeff Buckley, su instrumentación ambiciosa y un sentimiento de ser fiel y verdadero al espíritu de las canciones, así que poca importancia tiene que tres de ellas sean versiones. Al fin y al cabo, todo el mundo más tarde o más temprano hace versiones y lo bueno de ellas es que sean tocadas fiel al estilo del que versiona…Canciones nuevas llenas de inventiva, versiones insospechadas y una voz tan profunda y inusual como la de su padre son sólo algunos de los elementos característicos de lo que fue un talento único.

Su primer y único disco editado en vida es un álbum definido por sus extremos y, ciertamente, no es para oyentes que no le dan al rock apasionado una segunda oportunidad. Buckley canta con poder y una intensidad perturbadora. Los textos que vieron la luz después de las mezclas muestran un artesano muy meticuloso a la hora de componer y que trata de enfrentarse, a través de la poesía, a un amplio abanico de emociones y percepciones. El disco bueno es el que necesita ser escuchado más de una vez… en cada una de ellas se descub