Mudhoney + Treatment en Les Docks de Lausanne

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La noche comenzó un poco fría, pero los teloneros Treatment calentaron el garito en un momento.

Una media hora de rock mezclado con punk y garaje y con un toque grunge, estilo que predominará durante toda la noche.

Después de un cambio de set bastante rápido, ya teníamos en las tablas el bajo Fender Precision de Guy Maddison, la Gretsch dorada de Mark Arm (y su micro, por supuesto), la electro-acústica de Steve Turner y las baquetas de Dan peters.

Con la sala a dos tercios y con el personal a toque  es como el cuarteto de Seattle empezó el cotarro. Y empezaron con quince minutazos de puro grunge punk. “ You got it “ fue la primera de 4 canciones seguiditas, sin pausa ni pa darle a la birra. Todo electrizante, todo caliente.

Los más jovenzuelo sacaron la vena punto para darse sus empujones de rigor y así quemar la birrita fría ya ingerida. Todo estaba allí, jóvenes rockeros, Mudhoney enchufadisimos y hasta un sonido bastante bueno de la sala, Les Docks.

La noche andaba por buenos derroteros cuando un joven punk se la piño saltando desde el escenario. Yo aquí haría revisión, no se si es porque uno se hace mayor, pero ya no le hace tanta gracias este tipo de cosas. Bueno la cosa se solvento en 15 minutitos, con ambulancia y todo.

Después del cuarto de hora de paron, Mark y sus secuances siguieron a lo suyo, pero con un poco de reservas, se notaba el mal rollo que había dejado en el cuerpo al gentío lo de la caída. Pero vamos que poquito a poquito, el señor Arm consiguió enganchar al publico. Dejando la guitarra a un lado, el colega pilla el micro y comienza a moverse de un lado pa’ otro, como cuando éramos reyes. Los críticos, estos que tanto me gustan, podrían compararle con La Iguana de Detroit, pero vamos que cada uno a su estilo. Es un hecho que en esos momentos todo estaba olvidado y que el concierto estaba llegando a su climax cuando se oigan clásicos como “ Touch Me, I’m Sick “.

Y ahí es cuando que llegan los Bises. Una locura, mitad histerismo a base de solo de batería, mitad psicodelismo y otro encadenado de canciones. A estas alturas de la película, unos bises de 5 canciones es para decir; Ole tu huevos, torero!

El bolo acabó con regusto agridulce tirando a amargo, como ya dijo Mar Arm: “Este es el concierto más raro que hemos hecho”