Regresan las sesiones del sótano, el prólogo de la música de la casa rosada

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Una de las colaboraciones artísticas más fructíferas creativamente, de las que servidor tiene noticia, vuelve a aparecer en el alicaído mercado discográfico, necesitado de manera acuciante por reinvenciones urgentes de material grabado en el pasado, en este caso, material orgánico enlatado desde hace cuarenta y siete años.

Las tan manidas, sobadas, pero, desgraciadamente también tan olvidadas cintas del sótano, grabadas por The Band y Bob Dylan durante la época de reclusión en West Saugerties, Woodstock, estado de Nueva York (1967 ) supusieron un punto de inflexión en la concepción de la música rock: alumbraron a un nuevo Dylan, paradójicamente volviendo a raíces vetustas de la música norteamericana (después del delirio sonoro – afincado en raíces más livianas- de Blonde On Blonde, Dylan golpeó de nuevo con John Wesley Harding, después de sus reuniones con The Band) y supusieron una ruptura musical y conceptual frente a la psicodelia y hippismo circundante, con la publicación del monumental «Music From Big Pink», obra magna de los sesenta y debut de la banda que acompañó a Dylan en la infame gira que éste efectuó en 1966 mostrando al mundo, entre abucheos, su concepción eléctrica de la música.

La historia de la concepción de estas cintas caseras, que atesora diamantes poderosos de valor incalculable, también ha sido machacada hasta la saciedad. Historias tan añejas como la reclusión de Dylan en el campo tras su aparatoso accidente de moto, empobrecen lo que realmente importó en ese año de imperecedero poso artístico; esto es, la música: canciones como «You Ain’t Going Nowhere», «Tears Of Rage» o «This Wheel’s On Fire» hablan por sí solas como cumbre de la música norteamericana.

Sin entrar en el ámbito dylaniano, sobradamente explotado sin cesar y espoleado por el hermetismo calculado de su protagonista, siempre me ha interesado más la historia de The Band, cuatro canadienses y un norteamericano que desafiaron las pautas musicales de su entorno, adentrándose en los pantanos cenagosos del blues y en la historia escondida y desterrada de los Estados Unidos. Si de algo vale – además de mostrar el genio creativo de Dylan – este testimonio de las grabaciones caseras del sótano de The Big Pink (la casa en la que The Band coció la simiente de lo que muchos críticos actuales etiquetan como «Americana») es presentar a un grupo revolucionario en los planteamientos ortodoxos de la época, de una precisión musical y vocal exultante. Los Hawks, los Crackers….en definitiva, adoptaron el nombre de The Band, como se les conocía por los alrededores de su refugio en las montañas, la banda del Dylan eremita.

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Pues bien, vuelvo al principio: ahora se publica «The Basement Tapes Complete», la colección integral de aquel álbum publicado en 1975, que contiene las grabaciones completas – 130 temas – que se realizaron con Garth Hudson (el sensacional teclista y también multiinstrumentista de The Band) como único responsable del sonido. Es precisamente Hudson (el único superviviente de The Band junto a Robbie Robertson) quien regresa al sótano de la casa rosada en este pequeño documental que la revista norteamericana «Rolling Stone» ha tenido le gentileza de elaborar para conmemorar la publicación del disco reeditado y extendido. http://www.rollingstone.com/music/news/the-untold-story-of-bob-dylans-basement-tapes-inside-the-new-issue-20141105#ooid=9hdzhqcToHZwHVv5mhYLuEYKaueSODPk

Para explotar aún más esas vetustas cintas, Elvis Costello junto a los músicos Rhiannon Giddens, Taylor Goldsmith, Jim James y Marcus Mumford y bajo la batuta del siempre impecable T – Bone Burnett, publica «Lost On The River: The New Basement Tapes» sobre los textos no musicados del Dylan de la época, textos que fueron desechados y nunca grabados en esas sesiones de 1967.

Lo que comenzó y se materializó en grabaciones caseras sin ninguna trascendencia aparente y con un evidente disfrute colectivo se ha convertido en una de las referencias indispensables del devenir de la música contemporánea. Y, sobre todo, la génesis de uno de los grupos más grandes de la historia.

Músicos

Bob Dylan — Guitarra acústica, Piano & Voz

Robbie Robertson — Guitarra eléctrica, acústica, batería & voz

Richard Manuel — Piano, batería, harmónica & Voz

Rick Danko — bajo eléctrico, Mandolina & Voz

Garth Hudson — órgano, Clavinette, Acordeón, saxo tenor & Piano

Levon Helm — batería, Mandolina, bajo eléctrico & Voz

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