R.E.M. around Madrid

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Portada de su último disco Around The Sun (Warner Brothers – 2004)


R.E.M. actualmente son Mike Mills, Peter Buck y Michael Stipe. En 1997 el batería, Bill Berry, abandonó la formación.

Como un grupo que está de vuelta de todo y con una carrera aún ascendente se presentaron los de Georgia en un Palacio de Vistalegre lleno hasta la bandera. Casi diez mil personas hicieron hervir el recinto muy a pesar de la fría noche. Supuestamente el encargado de empezar a calentar el ambiente era Joseph Arthur (descubierto por Peter Gabriel a mediados de los noventa) quien, con guitarra en mano y una reverb escandalosa, nos hizo temblar a algunos al ver lo que se avecinaba. Y parece que acertamos, sólo se salvaría por algunos jugueteos con samples en su segunda canción pero poco más. Aburrió.

Casi siempre ocurre algo parecido con estas potentes puestas en escena: con las luces encendidas el escenario se te hace pequeño y los focos te parecen linternas. Pero con la entrada de la banda explotó el escenario, el tendido y las gradas. Michael Stipe no decepcionó. Con un antifaz azul pintado y sus movimientos serpenteantes empujó a bailar a todo el palacio. Lo que al principio parecían simples tubos de metal se convirtieron en neones fluorescentes que, unas veces, se convertían en velas que iluminaban el escenario en tonos amarillentos, otras parecían gotas de lluvia azuladas y otras incluso desvelaban un patrotismo blanco, azul y rojo para acompañar el tema más emotivo del disco “Leaving New York”. La pantalla alargadisima que pendía sobre el escenario se convirtió en un autentico flasheo de imágenes como se ven pocos(ni los Rolling hacen un montaje en tiempo real tan espectacular).

El trío demostró que estar más de veinte años en los escenarios se nota. Les acompañaron Scott Mc Caughey (The Squirrels y The Young Fresh Fellows) y Ken Stringfellow (co-fundador de los míticos The Posies) moviéndose entre teclados, guitarras e incluso bajo (para dejar a Mike Mills al piano de “Every Body Hurts”) mientras que Bill Rieflin (que a sus cuarenta y cinco primaveras ha pertenecido a bandas como MFDM, Lard, Blackouts, Sweet 75 o Ministry) se encargó de una discreta batería. Consiguieron refrescar canciones como “Begin the begin” para ponerlas a la altura del sonido discreto y meloso de sus últimos discos, como su “I wanted to be wrong” en el que Mills acolcha la voz principal con unos coros simples pero que han puesto, junto al timbre de Michael Stipe, el sello de la banda durante más de dos décadas. De hecho uno de los momentos más impresionantes fue cuando ambos enredaron las voces del estribillo de “Leaving New York”. Impagable (cuarenta euros por entrada) es poder escuchar «Losing my religion» en directo, la ovación fue general en el palacio al ver como Peter Buck se colgaba la bandurria. El publico, efervescente en muchos temas, supo descolocar a la banda al grito de “¡Oe, oe!” aunque aún hay gente que se empeña en sacar el mechero en los conciertos: odioso. Además ya no está de moda, ahora se saca el móvil y se llama a la pareja, la pantalla ilumina como la llama y es mucho más moderno.

El sonido del concierto fue realmente malo. Donde no se puede no se puede. Y no por motivos técnicos o interpretativos, sino por la pésima acústica del recinto. Como dice mi amigo Antonio: “No se pueden hacer conciertos donde se matan toros