A ver, que me entere. ¿sólo son tres?. ¡No puede ser!.
Eso y más cosas me pregunté cuando vi salir al escenario de la diminuta y coquetuela sala stereo de Alicante a los tres sobrinicus, dos de ellos con corbatas que parecían haber salido de una tienda de artículos de broma.
Pues en el disco parecían más.
En eso que se ponen a tocar y, efectivamente , parecían 5.
Nada de preambulos. De repente me vi envuelto por una base rítmica perfecta sobre la cual david, el batería sacaba redobles donde no cabían y Javi el bajista combinaba tappings con acordes irreconocibles y frases de bajo que calificaremos como clásicas, por decir algo. A eso súmale uno de esos raros casos de cantante que es capaz de cantar haciendo riffs que no tienen nada que ver con la melodía, pero que mágicamente encajan con todo lo anterior.
Y todo eso sin perder la compostura ni la sonrisa (a javi parecía que le acababan de tocar los millones en la primitiva).
Impresionante. Buenísimo, yoquesé. Se me acaban los adjetivos a la que llego a 20.
Claro, a uno le asalta esa sensación de injustica cuando piensa que estos tíos no están haciendo giras por todo el mundo y no venden cientos de mieles de discos.
Porque además de todo eso que he dicho, la música es pegadiza, a pesar de los toques jazz, bossa, incluso ritmos de bulerías escondidos. Todo perfectamente camuflado en el formato de power trío rockero.
Desde ayer mismo, SOBRINUS va directo a mi sección de favoritos. Sin duda.
No recomendaría ni a mi peor enemigo que se perdiera un concierto de estos tipos.