The Verve cierra sus heridas y busca nuevos himnos con Forth

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El cuarto álbum de la banda, que sale a la venta el próximo martes publicado por Emi, reúne diez temas en los que el grupo se puso a trabajar después de que el cantante Richard Ashcroft y el guitarrista Nick McCabe decidieran olvidar las diferencias artísticas que motivaron su separación en 1999.

Aquella no había sido la primera ruptura. The Verve conoció antes una separación temporal, a mediados de los noventa, que el éxito mundial, que no llegó hasta 1997, con su tercer álbum.

«Hemos tenido mucho tiempo para pensar en las cosas. Somos más viejos y más sabios», ha reflexionado McCabe, de 37 años, al hablar de la reunificación en unas recientes declaraciones con motivo de la publicación del nuevo álbum.

Durante el tiempo que duró la separación, Ashcroft publicó tres álbumes en solitario y el resto de los miembros del grupo participó en varios proyectos, ninguno de ellos de gran impacto.

Mientras tanto, la música que habían creado juntos no dejaba de revalorizarse con los años.

En especial «Urban hymns», considerado ya piedra angular del pop británico de fin de siglo y cuyo tema estrella, «Bitter sweet symphony», es reconocido como un clásico.

«Forth», ya a la venta en iTunes, pretende recuperar el espíritu de aquel álbum, repitiendo la fórmula de combinar temas directos con otros ampulosos y psicodélicos.

Para el bajista Simon Jones, el reencuentro fue bastante sencillo. «Richard nos trajo al estudio, tomamos un poco de café y charlamos durante una hora y después de eso ya estábamos tocando música. Era realmente como en los viejos tiempos».

Varias de las canciones del álbum tienen su origen en las sesiones de improvisación en las que el grupo, según han destacado sus miembros, volvió a tocar como una banda.

«Se puede escuchar en el disco toda la emoción de estar en una habitación juntos tocando», ha asegurado el batería Peter Salisbury.

De esas «jam sessions» surgió «Love noise», el primer single del álbum, construido alrededor de una muestra vocal que se repite durante los cinco minutos que dura el tema, el de mayor gancho de un disco en el que los seguidores de The Verve reconocerán en canciones como «Rather be» ecos de «Urban hymns».

También «Sit and wonder», el corte que abre «Forth», nació de una improvisación durante una de las primeras sesiones que The Verve mantuvo tras su reencuentro.

Peter Salisbury recuerda que el grupo estuvo trabajando varias semanas en el nuevo álbum y luego emprendió una gira que le mantuvo alejado del estudio durante los pasados meses de noviembre y diciembre.

Después regresaron para concluir el disco, que ya han tenido ocasión de presentar este verano en Madrid, durante el festival Summercase celebrado el pasado mes de julio.

La banda se encargó de producir el álbum, en el que participaron varios ingenieros de sonido, algunos de ellos viejos conocidos, como Chris Potter, quien ya trabajó en el anterior disco de este grupo surgido en 1989 en Wigan (norte de Inglaterra) y que publicó en 1993 su primer álbum, «A storm in heaven».

En vísperas de la publicación de su álbum de regreso, el grupo no se pone plazos.

«Si queremos hacer otro disco de aquí a cinco años lo haremos; si no queremos, no lo haremos. Pero espero que nunca condenemos a la banda a ser una especie de tumba para elefantes del rock and roll», ha afirmado Richard Ashcroft.

 

Carlos Gosch.
EFE